El equipo de Peñas firma, penalizado por las pérdidas, su tercera derrota como foráneo ante un Porriño que remató en los instantes finales para igualar la tabla (29-25)
Aula Valladolid. El mismo Caja Rural Aula que intimida a grandes y pequeños como local, sufre cada vez que viaja fuera de sus dominios. En esta ocasión fue en Porriño; donde firmó su tercera derrota seguida como visitante en un cara a cara entre el mejor ataque y la mejor defensa de la Liga Guerreras -con la cuarta plaza en juego- en la que salió cruz para un equipo, el pucelano, lastrado por las pérdidas.
El partido comenzó con un equilibrio casi perfecto a ambos lados del terreno de juego. Con mucho en juego, ambos equipos minimizaron riesgos y se centraron en tallar una victoria desde las defensas. En la vallisoletana, libraba su mejor batalla su última jugadora: Carmen Sanz, a la que sólo encontraban la manera de desactivarla Paulina Buforn y Carmen Prelchi, desde el pivote: peligro ya avisado por Peñas.
La inspiración de Menchu contagió a su homóloga del Porriño: Fati Rosalez. La argentina encadenó sus mejores minutos para abrir una pequeña hendidura en el marcador del Pabellón Municipal de Porriño (7-4). El Caja Rural Aula supo en ese momento que tenía que aprender a jugar al juego gallego; ese que apunta a marcadores bajos. Una vez conocidas las reglas, las vallisoletanas comenzaron a moverse por el tablero para acercarse a golpe de los misiles de O´Mullony a los números del Conservas Orbe Porriño (10-10).
Después de la reacción gallega, el Caja Rural Aula logró aguantar el envite final tras la exclusión de Irene Botella y devolver al marcador una igualdad (14-14) con la que se llegó al tiempo de descanso. La salida de los vestuarios dejó ver a un Porriño más despierto y certero ante un rival que coleccionaba pérdidas, penalizadas por las gallegas que se despegaron cuatro goles (21-17).
De nuevo, el Caja Rural Aula se veía con el remo en la mano para ir contracorriente en Porriño; un aviso que dio Miguel Ángel Peñas recurriendo a un tiempo muerto que frenara la inercia de Porriño y reajustara una línea defensiva desacompasada en el arranque. Surtió efecto. Los motores pucelanos estaban surtidos por la gasolina de Amaia Garibay y, sobre todo, de O´Mullony, comandantes en una ofensiva de 0-5, que ponía al Caja Rural Aula por delante (20-21), algo que no ocurría desde el minuto 7 de la primera parte. En pleno pulso por la cuarta plaza puso más músculo el Porriño, que logró sacar de nuevo una pequeña renta de tres goles (27-24), marcada por la exclusión de Amaia G. De Garibay. Ahí se rompió el marcador, lo que condenó al Caja Rural Aula a correr en contra del reloj en unos minutos finales en los que el Porriño supo aprovechar su superioridad para cerrar una victoria que deja a los dos equipos empatados en la clasificación.